viernes, 28 de noviembre de 2014

Maquillaje y peinado Casa de muñecas

Maquillaje
Hacia 1870 las mujeres solían ser de piel palida. Se cuidaban de no dañar o broncear sus manos, cara, escote, hombros y brazos ya que esto significaba que eran de clase y de sociedad; distinguiéndose de las mujeres de campo quienes, por el contrario, lucían una piel bronceada y unas manos poco cuidadas a causa de los trabajos del dia a dia.
El maquillaje que usaban era sencillo: tonos claros y poco labial, pues este era cosa de  artistas y cortesanas.

(En la película Karennina se puede evidenciar una muestra de esta época).

Peinados
El largo período que comenzó en 1870 se vio afectado por la fiebre amarilla que había asolado a las ciudades, por lo que muchas personas utilizaban colores de luto.
En el caso de las mujeres el peinado se basaba en una raya al medio y recogido por bucles que caían a hasta los hombros y pelucas naturales, normalmente una flor completaba el arreglo. En un principio la ausencia de gorros fue sustituida por LA CAPOTA.
Posteriormente, excepto para la noche, el sombrero era más que un complemento: su importancia era equivalente, cuando no superior, a la del traje. De tamaño pequeño, ajustados a la forma de la cabeza y sobresaliendo en altura pero no demasiado en diámetro. Los materiales eran variadísimos,  se confeccionaban con telas que combinaban con el atuendo y se adornaban con todo tipo de lazos, pequeñas plumas, encajes, broches, etc. 

En la década de 1870 se hicieron célebres unos lazos que en España se llamaron, muy expresivamente, "sígueme pollo", ya que caían por la espalda y adquirían, al caminar, un sugerente movimiento luego se usaron anudándose coquetamente por debajo de la barbilla cayendo por delante. Para el verano se pusieron de moda los sencillos canotiers de paja, algo más pequeños que los de los hombres y adornados.
Para la noche, las reinas del tocado capilar, fueron sin duda las peinetas y los tocados. Sus materiales principales eran hueso, nácar o carey y solían estar primorosamente trabajadas, a menudo con incrustaciones de otros materiales, incluso de piedras preciosas y plumas.
Las más humildes optaban por usar pañuelos, ya que eran más sencillos de colocar y económicamente más accesibles. 

En el caso de los hombres llevaban el cabello corto con raya de lado. Las patillas también fueron usadas durante mucho tiempo. Los sombreros formaban parte de la vestimenta de los hombres, aunque de noche eran poco usados, eran variados de copa alta o baja, los canotiers eran diferentes a los de las mujeres.









Vestuario Casa de muñecas

“Existen dos códigos de moral, dos conciencias diferentes, una del hombre y otra de la mujer. A la mujer se le juzga según el código de los hombres. Una mujer no puede ser auténtica en la sociedad
actual. Una sociedad exclusivamente masculina, con leyes exclusivamente masculinas; con jueces y fiscales que la juzgan desde el punto de vista masculino”. Henrik Ibsen. 

Nora
Vestido de la época (corsé con abrigo manga larga y falda) rosado o azul claro, acompañado de guantes y abrigo de viaje.
Para la fiesta usa un disfraz de pescadora italiana acompañado de un chal.



 Señora Linde
Vestido de la época un poco más sencillo debido a su condición económica. Colores más fríos y oscuros: azul marino, negro o gris. También acompañado de abrigo y guantes. 


Helmer
Traje de la época mucho más elegante que el resto de los hombres en la obra, debido a su posición social y prestigio.
Para la fiesta usa un elegante traje negro de etiqueta.

El Doctor Rank
Traje masculino de la época, de color neutro como beige. Haciéndolo ver un poco anticuado y envejeciéndolo. 


Krogstad
Traje de la época de color oscuro, acompañado de abrigo y sombrero. 

  • Elena
Uniforme de ama de llaves correspondiente a la época.



  • Los tres niños

    • Recadero

    Ropas holgadas y humildes, al estilo campesino.






    Escenografía Casa de muñecas


    El escenario es la sala de una casa. Es acogedora, amueblada, con buen gusto, pero sin lujos. En el fondo a la derecha, una puerta da a un recibidor; y a la izquierda, hay otra puerta que lleva al despacho de Helmer. Entre ambas puertas hay un piano. En el centro lateral izquierdo, otra puerta y más allá una ventana.

    Cerca de la ventana hay una mesita redonda, con un sofá y varias sillas alrededor. En el lateral derecho junto al foro, otra puerta, y en primer término una chimenea con dos sillones y una mecedora enfrente.

    Entre la chimenea y la puerta lateral, hay otra mesita de adorno. En las paredes hay grabados. También hay una repisa con figuras de porcelana y otros pequeños objetos de arte. Un pequeño librero, con sus libros  encuadernados primorosamente. Alfombra, la chimenea está prendida. Es invierno.

    La escenografía se mantiene similar en todos los actos, debido a que se desarrollan dentro de la misma casa.








    sábado, 15 de noviembre de 2014

    Dirección plástica y expresiva

    “El lenguaje de la puesta en escena, es lenguaje puro”; dentro de este se encuentra la esencia, el conjunto de medios que nos permiten apreciar y presentar una obra teatral.

    En “Asia y el Lejano Oriente”, una pieza dramática donde se muestran las  contrariedades de un  país en venta;  la escenografía, la musicalización, la iluminación, el  vestuario, el maquillaje, que tuvieron su punto  de  partida en el teatro de Meininges, y la actuación se unen en una fiesta que nos remonta a la época de 1965 de una manera bastante particular.

    Fotografía por Félix León. 
    La escenografía es realmente sencilla: piezas de metal movibles hacen las veces de una fuente en un parque, oficina, un mercado, un podio para discursos, la  base de una estatua y a su vez forman parte de la musicalización como instrumentos. Esta doble utilidad del decorado le concede  al montaje un punto de practicidad bastante elocuente, pues le otorga diferentes matices de sonido a lo largo de la obra, los cuales por una parte marcan los cambios de escena y por otra, acompañan  momentos específicos.

    La iluminación  en una obra teatral es esencial para  crear ambientes y atmósferas que provocan sentimientos y emociones en el espectador. En “Asia y al Lejano Oriente” consta de un juego de luces blancas, azules, moradas y amarillas. Las luces azules y moradas se usan para el inicio de la pieza teatral y para los intermedios entre cada escena. Dentro de cada escena existen luces de resalte en las figuras principales para crear cierto dramatismo, en aquellas donde participan personajes de relleno, estos están a media luz casi oscuros. La mayor parte de la obra la luz es cenital, es decir de arriba hacia abajo. También se evidencian spots dirigidos siguiendo las acciones de los personajes y evitando sombras. En general, la iluminación es muy plana y dura, lo cual no le proporciona volumen a la obra.

    El vestuario se basa en pantalones y camisas de color gris azulado, sin distinciones entre hombre o mujer, la ropa se encuentra rasgada y deteriorada queriendo proporcionar visualmente un aspecto paupérrimo. Sin embargo, durante la presentación de  cada escena los personajes se sobreponen diferentes atuendos dependiendo de su actuación. Al igual que el vestuario y la escenografía el maquillaje es bastante simple y hasta un poco sobrio, con tonos claros de piel que les conceden a cada figura un aspecto un poco fantasmal en cierto momento. A pesar de que este peculiar uso de elementos en la escenografía y el vestuario tiene claramente un fin, evidencia la falta de haber desarrollado una identidad propia y cultural al país que representaban y quebrantando quizás las expectativas del público.

    Esta dirección plástica se une con la dirección expresiva para crear una ilusión en los espectadores. La obra escrita toma existencia cuando estos elementos son representados. Antoine nos adentra en la dirección expresiva, la cual se evidencia a través de la interpretación de los actores. En “Asia y el Lejano Oriente” la interpretación comienza con un prólogo que rompe con la cuarta pared al interactuar con el público. Sin embargo la dirección de esta adaptación puede ser en algunas escenas muy vana. La cantidad de personajes que existe en la misma son cubiertos por los mismos actores, los cuales olvidan dar algunas características propias para diferenciarse. Por otro lado, se observan grandes exageraciones que hacen perder la esencia propia del personaje y la obra.

    En el teatro la presencia del director es fundamental porque es este quien se encarga de tomar un texto y llevarlo a una realidad, dar dirección y sentido. Se encarga de dar vida a las ideas plasmadas en un guión y expresarle al mundo mediante diferentes elementos y actores la pureza de la obra. Luigi Pirandello lo expresa claramente en su obra teatral “Esta noche se improvisa”, a través del personaje Dr. Hinkfuss al decir: “La obra del escritor es ésta. (Y enseña el rollito de papel.) ¿Qué hago yo con ella? La tomo como materia prima de mi creación y me sirvo de la calidad de los actores elegidos para hacer los papeles según la interpretación que yo he dado a la obra; y de los escenógrafos y tramoyistas, a los que ordeno que pinten o monten los decorados; y de los electricistas que lo iluminan; todos, según las instrucciones e indicaciones que yo dé”.

    sábado, 8 de noviembre de 2014

    Aquí no paga nadie

    El teatro italiano del siglo XX presenta variadas alternativas de autores y obras, de las cuales se escogió como primera opción Aquí no paga nadie de Dario Fo y como segunda opción, Esta noche se improvisa de Luigi Pirandello. 

    La balanza se inclina más hacia la obra del ganador del Premio Nobel de la Literatura de 1997, Dario Fo, ya que la obra Aquí no paga nadie es una pieza teatral de comedia, donde dos mujeres se juegan la historia robando comida en los supermercados y, además, esa comida robada es colocada en sus barrigas, de tal manera que parezcan embarazadas. Esa historia transcurre a lo largo de la obra, representando la situación por la cual pasaba Italia para ese entonces. Es una pieza llena de gracia, energía, vigor, fuerza, que asegura que mantendrá a los espectadores en un aura de risas. Aunado a esto se presenta en la obra una reflexión con respecto a lo que ocurre actualmente en Venezuela, debido a que se  plantean los tópicos de la inflación, escasez, comunismo, inconformidad con el sistema, la policía como resguardo del Estado y no del pueblo, entre otros.

    Tadeus Kowzan nos ayuda a comprender lo puesto en escena, todo está en la obra porque tiene algo qué decir, y sobre todo porque tiene un significado. La palabra pronunciada por los actores da lugar a su significación lingüística, ya que, el autor del texto quiere despertar todo tipo de signo que allí persista, es decir, el signo de las personas, de sus ideas, pensamientos, relaciones, el signo de los objetos. En La fuerza de la hibris, la primera entrada, se concluye que Aquiles y Antígona son guiados por el impulso de sus pasiones; intervienen con un fin, como todo actor. Ambos producen en los espectadores cierto terror, producto de algo clave: la hamartía.  Sus acciones son decisivas, aprovechan los sistemas de signos, predestinados a la comunicación entre los hombres, tomados de todas partes: de la naturaleza o hasta de su vida social. Igual sucede con Aquí no paga nadie, ambas acentúan el significado de las palabras hasta poder llegar cambiar su valor. 

    sábado, 1 de noviembre de 2014

    La fuerza de la hibris

    “El alma humana sin cesar aparece modificada por sus relaciones por la fuerza, arrastrada, cegada por la fuerza que sufre... los que saben discernir la fuerza, hoy como antes, en el centro de toda historia humana, encuentra en él el más bello, el más puro de los espejos”. Así como Simone Weil lo afirma, los personajes del teatro griego se caracterizan por estar invadidos por una fuerza quizás superior a ellos, una fuerza que les domina y les lleva a realizar los actos más heroicos acompañados de un nefasto y único destino, su tragedia.

    Cada acción es decisiva para los personajes. Su vulnerabilidad se mezcla con la exasperación de lo correcto y lo prohibido, de su deseo y su deber, se mantienen en constante lucha con sus sentimientos: la virtud entra en conflicto con la virtud. Cargan con ellos uno furia que desatan al desafiar el orden cósmico que les impide conseguir la “paz” consigo mismos y su entorno, sin importar cuánto tengan que sacrificar porque su hibris lo vale todo, incluso la muerte. 

    A los dioses y a los hombres los aquejan las mismas pasiones, en la Ilíada los dioses intervienen con los mortales a veces para beneficiarlo y otras para perjudicarlos. En Antígona no se observa intervención divina directamente, sino que se representan a través de las pasiones de los personajes. En ambas obras se produce un aire de fatalidad que crea terror en el espectador, producto de la hamartía cometida por los agones, lo cual se purifica con la llegada de la catarsis. El héroe sobresale porque le genera placer ser exitoso: Aquiles siente placer al luchar en la guerra, ser el de los pies ligeros; Antígona siente placer al cuestionar el sistema y enterrar a su hermano.

    Al final, en su agonía, estos desencadenantes de la tragedia lo que buscan es la piedad y el perdón, porque cometieron la falta social sin saberlo ellos mismos y afectaron a una multiplicidad de terceros. Aquiles y Antígona guiados por el impulso de sus pasiones, desencadenaron la tragedia y lo que desean es la piedad no tradicional.